Percepción

Nanny Torres

REPRESENTANTE DEL LECTOR

Les pedí que me ofrecieran ejemplos. Comentaron que continuamente a convictos por narcotráfico, violencia doméstica, asesinatos, perversión de menores o violaciones, se les presenta como personas sufridas, que se enfrentan cabizbajos, con ojos llorosos y cuerpos temblorosos a un juicio o a recibir una sentencia por el delito cometido. En su crítica, argumentaban que ese intento de crear empatía con un asesino o pervertido, les resultaba desagradable. Que les incomodaba el papel de psicoanalistas que asumen muchos reporteros cuando leen expresiones y rostros y les atribuyen arrepentimiento al criminal.

Y no es que no se reporte lo que sucedió en la sala de un tribunal. Si el acusado o sentenciado permaneció impávido o sereno, o miraba fijamente a un testigo o a un miembro de su familia, se reporta, por supuesto. Pero sus lágrimas, suspiros y actitud de sumisión son igual de relevantes que el color de sus tenis. A fin de cuentas, la gran mayoría de los acusados y sentenciados llegan cabizbajos. ¿Qué acusado llega a la sala de un tribunal como Pancho por su casa? ¿Quién se atreve a sostenerle la mirada a un juez? No creo que sea la norma, en todo caso, la excepción.

No hay forma de humanizar una historia utilizando los recursos creativos del...

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