PARA PERDERSE Y ENCONTRARSE

España

Por Cristina Salmerón

Sabemos que estamos en Galicia cuando el paisaje se torna más verde de lo común. Entre un pasado romano, tradiciones celtas y osados peregrinos, el punto más occidental de la España peninsular ofrece caminos boscosos, campos que parecen infinitos y playas enigmáticas que harán sonreír y crecer a su espíritu.

Galicia se convierte en un destino privilegiado en España todo el año, pero especialmente en los meses calurosos, porque el clima es agradable y da refugio a aquellos turistas que huyen de las altas temperaturas, además de esperar con los brazos abiertos a todos los que emprenden el famoso "Camino de Santiago".

Aunque el viajero no puede obviar las grandes urbes de Galicia, para intentar un viaje diferente es recomendable perderse un poco por el camino para conocer las zonas rurales de las cuatro provincias: A Coruña, Lugo, Pontevedra y Orense.

Si se viaja en coche, es posible hallar pequeñas casas perdidas entre el verde de los montes. En ellas habitan gentes que crían su ganado, tienen pequeños huertos, fabrican su propio vino, quesos y pan y muchos que curan sus propios jamones.

A los gallegos se les conoce por ser amigables y hospitalarios, y está bien ganada esa fama. Si el viajero tiene suerte y se topa en su camino no convencional con algún agricultor, con seguridad éste le invitará a tomar café y pan.

En un rincón de la costa de Lugo, cuando baja la marea, se develan los tesoros. En la "playa de Las Catedrales" o "playa de Aguas Santas", es posible ver riscos monumentales que curiosamente aparecen como arcos y cuevas.

Estas perforaciones se han formado en los acantilados por los cientos y cientos de años que el agua ha chocado contra ellos. Esa conversación ríspida y constante entre olas y roca ha dejado una vista espectacular donde los turistas acuden a tomar fotos, caminar o nadar entre las cuevas.

Uno de los responsables de que Galicia tenga sus montes siempre verdes es la lluvia. Así como los esquimales tienen decenas de palabras para referirse a la nieve, los gallegos tienen unas setenta propias para nombrar a la lluvia dependiendo de su intensidad, temperatura o forma.

Así, el barruzo, froallo, orballo o babuxa (una lluvia muy fina) suele caer en casi toda la región, por lo que es recomendable llevar calzado adecuado para caminar y un impermeable o paraguas.

Si se ha aventurado y ha decidido adentrarse en los montes, el viajero puede toparse con algunas cascadas que en su desembocadura forman...

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