Perdida en el tiempo

Bolivia

Por Mariana Lafont

Cuando estaban a punto de clavar la primera piqueta, la montaña los expulsó con una estruendosa explosión. Antes de huir horrorizados le cambiaron el nombre por "P'utuqsi", es decir, "que truena, que hace explosión". Inmediatamente sobrevino la codicia, la fiebre de riqueza de los conquistadores. Así de apresurada y desordenadamente, surgió la que hoy se conoce con el nombre de Potosí.

La villa nació como campamento minero, sin fundación ni planeamiento. Desde 1546 la frenética y desorganizada construcción continuó y surgieron las serpenteantes callejuelas en las que es muy fácil perderse.

Sin embargo, tal era la riqueza que manaba del cónico cerro que pronto se transformó en una de las ciudades más importantes del mundo. En 1625 tenía 160,000 habitantes, 36 iglesias, casas de juego, escuelas de baile, salones y teatros exquisitamente decorados.

De allí viene el dicho español "Vale un Potosí" para indicar que algo cuesta una fortuna. Pero lo que rápido llega, rápido también se va. Potosí se convirtió en una pobre ciudad en la castigada Bolivia pero aún queda un valiosísimo legado histórico y cultural.

A paso lento -la altura no deja ir más rápido- camine y viaje con la mente a uno de los principales centros económicos del globo en el siglo XVII. Su gran patrimonio arquitectónico está alrededor de la plaza central de donde surgen calles angostas y empedradas con los típicos balcones coloniales. Y con una interminable lista de templos los que merecen ser visitados, sí o sí, son el de San Lorenzo, San Agustín, Santa Mónica, San Francisco, La Merced y Santa Teresa.

Con la llegada del virrey Francisco de Toledo, la ciudad dio un nuevo giro. Entre 1569 y 1581, el trabajo en las minas fue regulado con la mita -trabajo obligatorio, y esclavo, de los nativos para el Estado- y se construyeron lagunas artificiales para los ingenios que funcionaban con fuerza hidráulica.

Pero el gran cambio fue la aparición de la Real Casa de Moneda como resultado de la enorme extracción de plata, el crecimiento de la población, la expansión del comercio y el inesperado auge que alcanzó la ciudad. Era imprescindible organizar un centro de acuñación de monedas para agilizar transacciones.

Cual fortaleza, en pleno corazón de Potosí, se halla la imponente construcción de piedra que muchos consideran como "El Escorial de América Latina" y cuyas paredes albergan siglos de historia boliviana y americana. El edificio de dos plantas ocupa más de...

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