Perdonar libera

croldan@elnuevodia.com

¿Por qué a veces cuesta tanto perdonar?, ¿cuáles son los beneficios de dejar atrás un rencor?, ¿cómo hace?

La sicóloga clínica Ada Mildred Alemán puede contestar preguntas como estas desde una perspectiva profesional pero, además, vivencial. En agosto de 2010 su hijo, un joven ingeniero, fue asesinado. Ella no solo perdonó al asesino sino que se empeñó en dejárselo claro al País a través de los medios de comunicación. Quiso que quienes sufren una herida como la suya sepan que el perdón no castiga a nadie que no sea a uno mismo. Que perdonar libera.

"Aunque todavía no entiendo por qué mi hijo fue asesinado, no atosigamos ninguna emoción negativa contra Sergio y su familia. Entiendo que su familia sufre tanto como nosotros. Lo único que le solicito a Sergio es que pida perdón a su familia, que piense y reflexione y que con el tiempo pueda convertirse en un hombre de bien", fueron las palabras de la sicóloga al convicto asesino de su hijo.

Hubo quienes criticaron su acción. En medio de situaciones similares a la suya otros piden la pena de muerte, así es que a ella se le cuestionó si también la solicitaba, pero Alemán comprendió que la muerte de otro ser humano no le devolvería la vida de su ser amado sino que duplicaría el dolor. Encima, no contribuiría en nada a resolver la crisis social culpable de la conducta violenta de personas como el agresor de su hijo.

"Ya nadie me lo va a devolver, así que si yo me enveneno con eso voy a dejar de disfrutar recuerdos hermosos que tuve con mi hijo. Pierdo ese espacio mental porque me estoy envenenando, por lo menos yo lo veo así", afirma la mujer.

En contraste a un dolor tan profundo como el de Alemán y los suyos, hay quienes pasan por la vida acumulando rencores por situaciones cotidianas sin darse cuenta del daño que se hacen a sí mismos. Porque no perdonar es encarcelarse.

"Perdonar es vivir en el presente, pasar la página y seguir adelante. Es no permitir que el veneno me dañe emocionalmente, que me ciegue, que me drene y no me deje evolucionar", apunta Alemán, catedrática auxiliar en el Recinto de Ciencias Médicas.

Explica que estar dispuesto a conceder un perdón no implica "convertirse en una alfombra", pues cada quien tiene que lidiar con las consecuencias de sus actos. Ella, por ejemplo, se mantuvo pendiente al proceso judicial del asesino de su hijo, pues le correspondía asumir responsabilidad por su acción y el daño que causó.

"Uno es responsable por lo que hace, pero...

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