Performeros

Miguel Rodríguez Casellas

El vodevil cubano invadió ambos medios, y de ahí viajó a la carne, a las voces cotidianas, al discurrir de la vida que se ve y se oye. Cuba y Borinquen serían así las dos alas de un pájaro que gesticula y grita para la última fila de una inmensa sala.

Exagerar es función de la escala. Una expresiva mueca a corta distancia invoca extravagancia; a gran distancia es nada. En el ámbito reducido de una isla caribeña, uno pensaría que la frugalidad gestual sería el rasgo definitorio de sus habitantes, un tema de sobrevivencia incluso. Como no lo es, todo excedente dramático tiene que disponerse, ya sea ampliando la escena clandestina o eliminando actores. El drama de Roberto Arango tiene un poco de ambos.

Todo es histriónico en la Isla-escenario. La telerrealidad seguramente aquí fue inventada. Su naturalización tuvo lugar años atrás. Así repartía "coolant" en Torrimar la Chacón mientras amamantaba a Katiria con leche Pet en el Jardín Botánico, alternando roles y ajuares con tal sinceridad que hoy inspira nostalgia. Ser sucia o maternal, según lo requiriera el guión, era virtud...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR