Los permisos de salida

EMILIO GUEDE

CINEASTA

El castrismo sabe perfectamente, y más ahora con la incertidumbre provocada por la muerte de Hugo Chávez, que la única posibilidad que le queda para mantenerse en el poder es con la ayuda americana. Auxilio impedido por una justa ley de embargo que prohíbe invertir en Cuba mientras gobiernen los Castro. Dinero que llegaría a raudales para un sistema que no permite demandas obreras y fija impositivamente salarios inadecuados, garantías más que atractivas para inversionistas inescrupulosos.

Los reiterados acuerdos casi unánimes de la ONU contra el embargo nada han podido conseguir para levantarlo. Lo mismo puede decirse de los insistentes cabildeos de intereses comerciales americanos y de solapados personeros castristas ante el Congreso y Senado de Estados Unidos. Tampoco han podido lograrlo las peticiones -equívocas- de algunos respetables dirigentes de la disidencia.

Ninguno de esos reclamos ha sido capaz de quebrantar la firme posición americana de mantener lo que queda del embargo: su control de la inversión y la restricción del turismo, vigentes mientras no haya cambios en Cuba que conduzcan a la desaparición de cualquier vestigio del castrismo, única...

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