Una pesadilla

Cuando, el viernes en la noche, el abogado José Andreu Fuentes puso el punto final a su apasionada y a menudo histriónica argumentación en favor de Wanda Vázquez, todo el país advirtió cuál debía ser el único desenlace posible de esta amarga trama: el caso que el Fiscal Especial Independiente (FEI) había presentado contra la secretaria de Justicia era una verdadera porquería que tenía que ser pulverizado en el acto por la fuerza del derecho, la verdad y la decencia.Había, aun así, tensión, fuerte tensión, en el ambiente. Muy pocos estaban seguros de lo que iba a ocurrir. Es que, a fuerza de golpes, los puertorriqueños estamos aprendiendo por fin que rara vez las cosas son como debían ser. Cada día nos asombra menos lo absurdo, lo insólito, lo inaudito, lo vergonzoso que baja con estruendo de trueno desde las esferas oficiales. Es un fenómeno que lleva tiempo, pero que últimamente ha cogido velocidad y fuerza de tornado.Se pueden llenar todas las páginas de este y varios otros periódicos relatando todo lo inconcebible que ha pasado a nivel de gobierno aquí de un tiempo hacia acá. Este mismo caso contra Wanda Vázquez, para no ir más lejos, es de lo más inusitado que se ha visto aquí en mucho tiempo.Por eso, estábamos incrédulos cuando las partes terminaron de argumentar. No conocíamos a la jueza Yazdel Ramos Colón, de la que, hasta el viernes, solo sabían los abogados, otros jueces, los fiscales y uno que otro desdichado que hubiese caído por su sala con algún problema legal. Los hechos, para los que mirábamos desde afuera estaban claros: el FEI había venido ahí con una tremenda tramoya, enyuntando unas cosas con otras, queriendo pasar figuraciones por hechos, en un ejercicio grotesco que no tenía ni pies ni cabeza.Trataron los fiscales de conectar a lo loco polos que estaban en Humacao con polos que estaban en Mayagüez, para que se arrestara a Wanda Vázquez por supuestamente haber usado su puesto para beneficio personal, porque se interesó en cierto momento por el trámite que seguía el caso en que una hija suya había sido la víctima de un robo en su propia casa.Si los fiscales fueran cantantes, su desempeño fue como para sacarlos de la tarima a tomatazos. Pero como eran fiscales, que pedían que se arrestara a una persona, lo que correspondía era fallarles en contra. Ya que no conocíamos a la jueza Ramos Colón, no podíamos estar seguros de que iba actuar bien porque -triste decirlo, pero es la verdad- hay jueces tan pendientes del derecho...

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