El peso de algunas responsabilidades

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

Haga su propia lista de todos los problemas que ha confrontado el país durante los pasados tres años, examine la actitud que asume el gobernador Fortuño ante cada uno de ellos y verá, no sin cierta sorpresa, que siempre busca la manera de culpar a otros de todos ellos.

Hay ahí un rasgo de carácter del gobernador Fortuño que cada día se nota más y que, tal vez sin que él mismo se dé cuenta, o tal vez apostando a que puede subsanarlo con otros atributos, pone en tela de juicio su capacidad de liderato.

Uno puede comprender que el gobernador Fortuño nos recuerde todo el tiempo que el gobierno estaba en quiebra cuando él asumió el poder, lo cual es cierto, o que nos diga que el crimen lleva décadas fermentándose, que también lo es. Tres años parece tiempo suficiente para que le haya impreso su propia huella a estos problemas, pero, pues, dejémosle pasar eso por el momento.

La impresión que da Fortuño, sin embargo, es que le cogió el gusto a eso de no sentirse responsable por lo que pasa a su alrededor, o lo encuentra muy cómodo, y en estos días esa manía lo llevó a pasarse de la raya.

Caso en cuestión: el gasoducto.

Después de casi tres años de tratar por todos los medios posibles, incluso el virtual chantaje del agobiante costo de la luz, de que los puertorriqueños le compráramos la idea de sembrar un tubo lleno de tóxicos por el mismo medio de la isla, y de gastar millones largos y pesados en el esfuerzo, el gobernador Fortuño dice ahora que tiene dudas de que eso sea, después de todo, una buena idea.

Qué bueno, a fin de cuentas, pensarán algunos, que por fin haya tenido su epifanía. Uno esperaría entonces que, habiendo visto al fin la luz que muchos trataron de que viera desde que empezó a ventear la idea del gasoducto, alzara la mano y dijera "lo siento, me equivoqué, pues, como dice el refrán, es de sabios equivocarse".

Pues no. Como si se tratara de un tema viejo y complejo como el crimen, la pobreza o el déficit estructural en las finanzas gubernamentales, está tratando de zafarse de la responsabilidad total que él tiene de haber metido al país en ese embeleco, culpando a quienes lo asesoraron. Aunque no lo diga por nombre, todos saben que se refiere al mal recordado Miguel Cordero, exdirector ejecutivo de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE).

Ya que el gobernador Fortuño confía tanto en los que lo...

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