El Peso de la voz

Por Tatiana Pérez Rivera

tperez@elnuevodia.com

In-men-sa. El adjetivo se hizo costumbre para identificar la voz -ante el público- y la apariencia -por lo bajo- de una cantante del género operático. Porque cuando alguien imaginaba a la poseedora de una potente voz la pensaba con una silueta generosa.

Así era, pero ya no.

Cambió el estereotipo. La emisión vía televisión, cine o formato de vídeo de las historias operáticas alteró las exigencias relacionadas a la apariencia física que se piden a las/los cantantes de ópera. Además de voces impecables se buscan figuras esbeltas que aumenten la credibilidad de personajes y que sean un efectivo imán que aprisione los ojos del espectador a lo largo de extensas historias de amor y tragedia.

"La primera que se preocupó por eso fue María Callas en los cincuenta", enumera la profesora de canto Ilca López. "Ella sabía mucho de teatro y entendía que tenía que rebajar".

Biografías de la soprano griega dan cuenta de que su selección para el rol de Medea, en noviembre de 1952, la llevó a bajar de peso "para hacerle justicia" a éste. Entre 1953 y 1954 rebajó cerca de 80 libras y la drástica medida fue señalada como una de las causantes de la pérdida de calidad en su voz. Cuando el director orquestal Carlo María Giulini vio a Callas no la reconoció.

Era "otra mujer", cuentan que dijo.

Eso quiso hacer la soprano italiana Renata Scotto, otra mujer. "Cuando empezaron a filmarse las óperas y a pasarlas por televisión", dice la profesora López sobre la práctica que arrancó en los setenta, "ella hizo una Bohème y cuando se vio dijo 'esto no puede ser'. Rebajó muchísimo".

Un vistazo a un segmento correspondiente a su interpretación de La Bohème junto a Luiciano Pavarotti en el Metropolitan Opera House en el 1977 deja ver una cantante de rostro redondo y cachetes regorditos.

"La diferencia fue marcada, se convirtió en una mujer esbelta, al igual que la Callas", señala López.

En la época era cuestión de bajar de peso a como diera lugar; Callas mencionaba en entrevistas que se alimentaba de verduras y pollo.

"Hoy está disponible la (cirugía) bariátrica", apunta López aludiendo a la soprano norteamericana Deborah Voight.

La historia que en la red corrió sobre el suceso es cruel, como casi siempre que se comenta sobre la apariencia de las mujeres obesas. ¿O resulta muy agradable la famosa frase It ain't over 'til the fat lady sings?

En 2004, Voight perdió el papel de Ariadne en una puesta del Royal Opera House de Londres...

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