Como pez en el agua

Por Lilliam Irizarry

Especial para El Nuevo Día

Aún lo recuerda remendando las redes conocidas como chinchorros con las mismas curtidas manos con las que luego le enseñó el arte de pescar a cordel desde la segura orilla. Los ojos de aquella niña, sin embargo, apuntaban a alta mar.

"Siempre nos íbamos por la orilla con el cordelito y cogíamos dos o tres parguitos por ahí", recuerda quien nació, se crió y vive de cara al mangle en el barrio Pozuelo de este pueblo, donde la consideran la única mujer que se dedica a la pesca comercial en el área sureste de la Isla.

González proviene de una familia marina y, sin proponérselo, mantiene la estirpe. Se casó con un pescador y sus dos hijos le pisan los talones. El más pequeño -Joel, de 16 años- es su acompañante más aguerrido.

"Cuando el más chiquito tenía tres años, le regalamos su primera atarraya. Desde entonces, siempre me lo llevaba a pescar conmigo. Al otro le gustaba estar más en casa de su abuela", sostiene sobre aquellos años en que enfrentó la disyuntiva de tener que escoger entre ser madre o ser pescadora.

González sale a la mar al menos tres tardes a la semana, siempre acompañada de alguno de sus hijos o su sobrina. Lo hace en una yola de madera de 14 pies que heredó de su hermano, que se fue a vivir a Estados Unidos. Antes de zarpar, monta las redes en la embarcación, la carga de gasolina y le echa aceite al motor. Se asegura de que no falten los remos, los salvavidas, un pito por si surge una emergencia y algunos víveres. Luego, encomienda su jornada a la Virgen de la Caridad del Cobre, que cuentan libró de las encrespadas aguas a tres pescadores.

"Por ella mi botecito se llama La Caridad. Siempre le pido que nos acompañe, a mí y a todos los que se encuentren en alta mar", sostiene quien tira la red conocida como atarraya todas las veces que sean necesarias en busca de sardinas frescas que le ayuden a atraer la presa del día.

En el área donde suele anclar, abundan peces conocidos como jarea, curvino, cachupín, sama, pargo, entre otros. Una vez, junto a su hermano, de una sola tirada de red agarraron 142 libras de chopa.

Aunque es experta en el uso del chinchorro y a veces usa...

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