Un plan de muerte

"La luz me está matando", dice, con expresión adolorida, la mujer. Su nombre es Myrna Figueroa, tiene 73 años y vive sola con su esposo, paciente de cáncer, en el barrio Piñas, de Toa Alta.Cuando hablamos, el viernes, doña Myrna llevaba unas cuatro horas esperando, bajo sol y bajo aguaceros imprudentes y esporádicos, junto a decenas más, entre edificios y herrumbrosos, frente a una entidad benéfica en Toa Baja que cada semana entrega bolsas de alimentos a quien quiera o pueda esperar horas.Por "la luz", doña Myrna, en realidad, se refiere al costo de la electricidad. Cuando ella dice "me está matando" se refiere a que, como a casi todo Puerto Rico, se le hace harto difícil pagar la factura. Tanto, que para poder tener electricidad y comer a la vez, la anciana, que tiene ingresos mensuales de $710 entre seguro social y el Programa de Asistencia Nutricional (PAN), tiene que llegar cada viernes, en pon, a Entidad Ayuda al Desamparado, en Toa Baja, a buscar su bolsa de alimentos.Su historia está muy lejos de ser única. Los desencuentros de Puerto Rico con su factura de luz llevan grande tiempo. La Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), que una vez fue el motor del desarrollo económico aquí, llevando la magia de hacer que las cosas prendieran a todos los rincones de la isla, se convirtió en el camino en botín y feudo de intereses políticos y es hoy una bestia deforme y decrépita, que lleva tiempo asaltando al pueblo para sobrevivir.Para no decir más, el brutal costo de la electricidad no deja nunca de estar entre las principales razones por la que personas se van de Puerto Rico y negocios cierran.Mientras medio mundo se mueve a energías renovables, la AEE sigue adicta a combustibles fósiles, que son carísimos y brutalmente contaminantes. Llevamos tiempo oyendo promesas de reformas, sin que ninguna haya representado, hasta este momento, algún cambio en la vida diaria de sus clientes-víctimas. En abril de este año, el entonces gobernador Ricardo Rosselló firmó un nuevo marco regulatorio con objetivos a mediano y largo plazo, ninguno de los cuales, obviamente, se ha visto todavía.Hay amplios sectores de la isla en que el apagón es como el hambre: llega todos los días a la misma hora. Cuando sube la demanda, la AEE no puede con la carga y apaga sectores deliberadamente, como nos cuentan que pasaba no hace mucho en la República Dominicana.Nunca olvidaremos la interminable pesadilla que vivimos sin luz en los largos meses después de María, debido tanto...

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