PLAZAS CON LUZ

Por Ana Teresa Toro

ana.toro@elnuevodia.com

Subir por la Norzagaray, ver el atardecer y dejarse abrumar por lo lindo -lindísimo- del paisaje es inevitable. Es guapa la Isla, a veces tanto que peca de vanidosa y no se mira por dentro.

Pero es Navidad, es el Viejo San Juan y gana la belleza. Poco antes del atardecer las chiringas parecen estrellas que no han podido esperar a la noche para salir de fiesta. Oscurece y, mientras unos regresan a casa, otros comienzan la peregrinación, la vuelta del... Es decir, el paseo por las calles del Viejo San Juan que se distingue porque los participantes jamás abandonan el vehículo de motor.

Pero también están los caminantes y parece que cada vez hay más. Gentes de todos los pueblos de la Isla se trasladan en familia para ocupar las distintas plazas de San Juan, para comerse un bacalao frito, explotar con los niños un par de cajas de garbanzos o perseguir esferas de jabón con ojos emocionados. Son invitadores los adornos. Las luces de la Plaza Colón te hacen sentir como si asistieras a una fiesta de cucubanos que llega hasta el Teatro Tapia. Allí un hombre vende collares y, cuando la música del negocito de la plaza le provoca, se suelta y baila solo.

José Declet y Noelia Matei, una pareja de Bayamón, se tomaban fotos frente al árbol de Navidad. "Venimos a distraernos, a caminar; dejamos al carro en el parking de doña Fela y vamos por las calles sin un rumbo fijo", comentó Declet, quien al igual que Matei se sienten más o menos seguros andando por San Juan.

"La verdad es que no se puede estar seguro en ningún sitio, pero tampoco se puede vivir encerrado", dice.

Se cruza por el medio un vendedor de algodón y un señor ofrece estrellitas, helados de coco o parcha y gafas en la formas del número del año que llega: 2012. Cerca, un negocio anuncia que la cerveza nacional está a $ 1.25 hasta la medianoche. Camino a la Plaza de Armas se escucha un hombre en una esquina haciéndole algún cuento chino a su interlocutora.

"Me voy a tener que quedar por acá porque ya con el tapón no se puede salir", se le escucha decir. No hay tanto tráfico aún, pero las calles están ocupadas por caminantes con coches de bebé, caminantes en dupletas, tripletas o en solitario.

Frente a la alcaldía, muchas familias juegan con las burbujas y los garbanzos. "Esto siempre es así en Navidad y verano, después se muere", cuenta Brenda Méndez, natural de Santurce y quien lleva diez años vendiendo gafitas, juguetes que brillan en la oscuridad y...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR