El por qué y el para qué del plebiscito

RUBÉN BERRÍOS MARTÍNEZ

PRESIDENTE DEL PARTIDO INDEPENDENTISTA PUERTORRIQUEÑO

Para superar ese status antidemocrático que impide nuestro desarrollo, es necesario crearle a Estados Unidos una crisis política que los confronte con su responsabilidad descolonizadora.

Vieques nos enseñó el camino. Demostró que los independentistas tenemos la capacidad necesaria para alterar la realidad política a nuestro favor. De eso precisamente se trata el próximo plebiscito que, en su esencia, hemos impulsado por años.

Teóricamente varias iniciativas podrían desencadenar el proceso descolonizador. Pero en la práctica y al presente, sólo hay una viable y disponible: el plebiscito que se avecina. Consta de dos consultas incluidas en una papeleta. En la primera se preguntará si deseamos ("sí" o "no") "mantener la condición política territorial actual". En la segunda podremos optar por la independencia, la estadidad o el ELA soberano.

La primera consulta es un cañón apuntado al corazón de la colonia. Permite a todos los opositores del actual status territorial votar "no", reclamar juntos el fin del coloniaje y acabar con el argumento del colonialismo por consentimiento, la excusa norteamericana para la inacción. El liderato del PPD promueve la infamia del voto por el "sí", por la colonia. Denigra más que ser colonia, querer serlo.

Los independentistas, los estadistas y los libreasociacionistas votaremos "no". Un mayoritario y rotundo "no" está al alcance de la mano. También deberían votar "no" quienes postulan un ELA no territorial ni colonial.

La abstención sería negarle un voto al "no" y al aumentar el porcentaje de votos por el "sí" equivale a votar por la colonia. El triunfo del "no" es también la garantía de que una potencial asamblea de status no se convierta en un mecanismo para perpetuar el colonialismo. En la segunda consulta el liderato pepedeísta promueve la abstención que aumentaría el porcentaje de votos por la estadidad. Por el contrario, un voto sólido por la independencia constituye un veto a la estadidad. El voto por el ELA soberano también contará contra la estadidad.

Si los que no somos estadistas votamos en la segunda consulta, la estadidad saldrá maltrecha, poderosa razón para que los estadolibristas...

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