Plegaria

Angélica Plá

Como si en ese brevísimo lapso su presencia serenísima pudiera convocar un espacio mágico en el cual fuera posible cualquier cosa, hasta la lucidez cada vez más remota de nuestro gobierno actual.

Porque, hablemos claro, a días de este trascendental evento, no se puede cepillar la larguísima cabellera de la Historia para que relumbre siquiera con el artificio de última hora.

Aquí, los que tenemos esperanza en una mejor sociedad, transitamos diariamente por el 99.9 por ciento de las calles y avenidas que no serán remozadas y sabemos que, al trasluz del vidrio del vehículo que llevará a su señoría del punto A al punto B y al punto C, nuestra isla continuará siendo una tachadura en la bitácora del norte. ¿Por qué, además de por la creencia de que el ser humano nace bueno, nos tomaría en serio este señor?

¿Quién respeta a un gobierno que autoriza a sus empleados a abandonar el trabajo para ir al chijí-chijá? Y hablando de trabajo, ¿quién puede seguir a quienes hacen todo lo posible...

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