Plegaria

Manolo Núñez Negrón

La esperanza, con perdón, me la quedo. Aunque no sepa bien dónde hallarle morada pues, de tanto ajarse, es ya un sueño sin raíces.

Aparta, te suplico, esta náusea que trepa por la garganta, este horror a las piedras mezclado, este odio nutriendo los sollozos. Dime, tú que todo lo conoces, si hasta aquí llegamos por cuenta nuestra o si nos condujeron, vestidas de macabros bufones, las sombras de la ambición y la arrogancia.

La muerte es hoy, quién lo diría, una experiencia inútil. Y en el país, nada interrumpe el gobernar rencoroso del crimen, la ley del revólver, el absoluto desprecio por la vida. Somos, sin saberlo, un ataúd al que se están comiendo las polillas.

Pero yo, al contrario del poeta, no te invoco para que desates sobre mi pobre pueblo un tirano, sino para que, en la medida de lo...

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