Una población en riesgo

Por Ricardo Cortés Chico

rcortes@elnuevodia.com

Él mismo admite el problema: sus actos no han sido los mejores ejemplos para su hijo, de 12 años. Y eso le preocupa. Pero es muy poco lo que puede remediar con los cortos periodos de visita en los que puede ver al menor.

"Entiendo que el modelaje influye pero tengo que darle buenos consejos. He madurado mucho con el transcurso de los años. Estar en la calle no deja nada. Eso deja solo la muerte o estar preso. Sé que es difícil pero él puede seguir sus propios pasos... Él es preguntón. La presencia del padre le hace falta", dijo el preso.

La situación de Ortiz Reyes es similar a la del 60% de la población correccional, que el año pasado alcanzaba los 11,500 presos, incluyendo hombres y mujeres. Actualmente, los estimados del Departamento de Corrección y Rehabilitación (DCR) apuntan a que los presos en el sistema carcelario, entre todos, tienen 17,000 hijos, la mayoría de los cuales no recibe ningún tipo de servicio para entender, manejar o superar las dificultades que implican tener un familiar tras las rejas.

Según la Administración Federal para Familias y Niños, los hijos de los presos usualmente, además de lidiar con la separación de su padre o su madre, en muchas ocasiones son rechazados por el error que cometió su progenitor. Además, en la mayoría de los casos, estos menores viven en ambientes "inestables o caóticos".

"Es una población en riesgo", expresó el secretario del DCR, Carlos Molina. Y lo peor es que por décadas casi había sido olvidada por las autoridades, que apenas desarrollaron iniciativas para atender las necesidades de desarrollo de estos menores. Ni tan siquiera hay estadísticas sobre estos menores, expresó Molina, quien alegó estar desarrollando un perfil de esta población.

Lo que se sabe de este sector en la actualidad se reduce, en gran medida, a la cantidad de menores con su familiar confinado.

No obstante, estudios de la década de 1990 ayudan a contextualizar el tema. De acuerdo con la doctora en trabajo social, Isabel Feliciano Giboyeaux, en 1996 siete de cada diez menores en las instituciones carcelarias juveniles tenían preso a su padre o a su madre. Esa cifra no debe ser muy distinta en la actualidad, opinó la profesora. Esto no implica que el hijo de un preso tendrá el mismo desenlace que su progenitor, explicó el profesor de sociología, José Raúl Cepeda.

Sólo demuestra que si se repiten los mismos factores que enfrentó su padre en su desarrollo, el niño podría...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR