Pobre júbilo

Rafael Acevedo

He dicho que soy militante del humor, pero debo aclarar que el fanatismo no es lo mío. Los reinos de la utopía me resultan atractivos aunque tenga claro que cuando se llega, de manera paradójica, a ese lugar habitado por el deseo, el desencanto no es raro. Sí, la trama del carnaval es atravesada por el desencanto. A veces el humor dominante, la bilis negra, es la melancolía. Es un tipo de alcohol, digamos. Envicia.

Cada cual con el suyo. Con su vicio, quiero decir. A mí me gusta reírme, el café, la cerveza, y mirar la nuca de la amada. Y a despecho de lo que puedan decir las malas lenguas, me parece que aspirar a construir utopías todavía es la gran cosa. Uno llega a cierta edad en la que reconoce que esos lugares del futuro tendrán fallas y problemas de tubería. También uno espera que todo esté mejor que en el presente. Respiro por un mundo mejor.

No quiero...

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