El poder destructor de la palabra

Especial El Nuevo Día

Afortunadamente con el talento de Polanski y un elenco que le saca el máximo a Jodie Foster, Christoph Waltz, Kate Winslet y John C. Reily, la ausencia de violencia física no bloquea las explosiones psicológicas que suceden en pantalla.

El concepto que une a los dos matrimonios en una tarde de recriminaciones y cambios de alianzas es bastante simple. Después de un altercado entre sus dos hijos, las parejas deciden reunirse para decidir de qué forma lidiar con el incidente para que no se repita.

Una de los ganchos más interesantes de la adaptación es que cuando comienza el filme, el problema aparenta estar resuelto. Sin embargo, el cuestionamiento del uso de una palabra, la actitud pedante y desinteresada de uno de los esposos (Waltz), la indignación y la hipocresía de una de las madres (Foster), resultan en una serie de accidentes que revelan la verdadera naturaleza de los cuatro adultos inmaduros que básicamente no repiten las acciones violentas de sus hijos porque están demasiados quebrantados y decepcionados con el status de sus relaciones románticas.

Cuando esto se revela, la dinámica entre los cuatro protagonistas vuelve a reajustarse generando una camaradería inesperada entre los esposos y una histeria tajante entre las esposas que nunca encuentran el lugar común que une a sus dos maridos, las dos son demasiado...

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