Los poderes de la fibra humana

SANDRA IVELISSE VILLERRAEL

svillerrael@elnuevodia.com

Es de esperar que la oficina del director jefe del Departamento de Dermatología de la Universidad de Puerto Rico esté repleta de diplomas, algunos de instituciones tan prestigiosas como Mayo Clinic y la Universidad de Harvard, de las cuales es egresado.

Y no es para menos. El dermatólogo especializado en dermatopatología Néstor Sánchez Colón ha sido reconocido con el Humanitarian Award de la Mayo Alumni Association, es miembro de la exclusiva American Dermatological Association, ha escrito varios libros sobre dermatología y tiene una página dedicada a él en el libro que recoge la historia de 90 años de la Clínica Mayo.

Lo que llama la atención en esta estancia decorada con cuadros y recuerdos gratos de su vida profesional y alguno que otro personal, incluso memorabilia de los Beatles, son objetos alusivos a Batman: un muñeco, un carrito, una foto de él disfrazado del personaje. Su justificación es simple: es el superhéroe favorito de su infancia. Dice él que porque combatía el mal.

Nótese que Batman no tenía superpoderes. Hacía obras que parecían extraordinarias con los poderes de un humano común. Y esa descripción le cae al doctor Sánchez tan ajustada, como ajustado le quedaba a Batman el uniforme.

Jovial, parlanchín, amante del karaoke, el galeno, conocido por muchos como "Chiqui", fue un pionero en asociar el papulosis linfomatoide a la rama de los linfomas y en describir para la literatura dermatológica un nuevo síndrome neurocutáneo conocido como lipomatosis encefalocraneocutánea -reseñada en el British Journal of Dermatology como el "síndrome Sánchez", este inquieto buscador aspira a un logro mayor: formar médicos humanistas. "Tenemos que humanizar la medicina", sostiene. Sensibilizar a los médicos, sobre todo a los que se están formando, al básico de que la medicina esté centrada en las necesidades del paciente. "Se está perdiendo mucho poder del médico para hacer el bien", lamenta.

Él está convencido de que siempre hay que "ir un poquito más allá en todo". Y advierte enseguida que "no hay que ser una persona extraordinaria para hacerlo".

Pero a él no le bastó presidir la Sociedad Dermatológica de Puerto Rico durante cuatro años o fundar la Sociedad de Dermatología Cosmética. Como práctica de su prédica, también invierte ese poder que dice que tienen los médicos en su Aibonito natal a donde viaja todos los días para salirse de lo ordinario en pos de acciones que rayan lo...

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