Política sin política

PUNTO DE VISTADe David Bernier se dijo una vez que, de niño, imitaba al entonces gobernador Rafael Hernández Colón y decía que, cuando grande, quería emularlo.A lo largo de su vida estudiantil, y durante el tiempo en que fue deportista, ser gobernador era una aspiración, una idea, quizás un sueño, que, nunca de dejó de palpitar en su horizonte.Cuando, una vez graduado de dentista, algunos empezaron a verle madera de líder y empezó a recibir nombramientos en gobiernos del Partido Popular Democrático (PPD) y, después, con el Comité Olímpico de Puerto Rico (COPUR), aquella idea que, quizás jugando, quizás no, se planteó desde niño, empezaba a coger forma y peso.Cuando en el 2015, el entonces gobernador Alejandro García Padilla decidió no aspirar a la reelección, lo que una vez fue quizás no mucho más que una elucubración, era realidad. David Bernier, al fin, estaba a las puertas de la gobernación.Le tocaba, como quien dice, el turno.Pero, menudo detalle, para llegar tenía que atravesar la selva inhóspita, hostil, sangrienta, de la política partidista. Era un mal necesario, decían que creía él. Tenía que librar batallas contra el partido contrario y, en su caso, hasta con su mismo partido, que eran mucho más cruentas porque intentó domar bestias que hace generaciones campean por su respeto en aquellos lares.De esa batalla salió con algunos rasguños que todavía no han cicatrizado.Perdió en su primer intento, como sabemos todos. Al atravesar aquel tornado, del que salió despeinado y aturdido, se refugió en su familia y en su profesión de dentista.Apenas se le ve desde entonces. No hizo lo que hacen casi todos los políticos cuando salen de esos trances. No se le vio de cabildero, de contratista, de corredor de seguros ni de ninguna de esas otras actividades favoritas de expolíticos.Era, simplemente, el Doctor Bernier que aterroriza igual a niños y a adultos sacándole muelas y cordales, haciéndoles limpiezas, platificándoles dientes, poniéndoles puentes y sometiéndolos a esa tortura moderna conocida...

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