Poncili Creación: tranquilidad caótica

Son las 11:30 de la mañana de un viernes en Santurce. La ciudad parece un dragón que bota fuego. Sale humo de los bonetes calientes de los carros y los transeúntes lanzan gotas de sudor con cada paso. Apenas se perciben sonrisas. Todos andan ocupados en sus bregas cotidianas, ya sea encerrados en sus carros, andando por la calle o en las guaguas públicas. Se siente el peso de un país que anda deprimido.

Pero de momento, en medio de esa escena de este Caribe brutal, aparece una colorida guagua repleta de tiernas y monstruosas figuras hechas en foam, como si fuera una carroza de carnaval. De la capota del vehículo brota un jardín de figuras lúdicas, como esas que aparecen en los sueños, con muchos ojos, boca grande, amorfas, imprecisas, tenebrosas y divertidas.

“¡Muy bien! ¡Arte! Eso es lo que hay que hacer”, grita de repente una señora desde su auto cuando se percata de la guagua. Hace el signo de paz con sus dedos y continúa su camino con una sonrisa contagiosa. Luego pasan otras personas, miran de reojo el vehículo, y con una media luna en la boca siguen hacia la vida.

Los causantes de ese instante de alegría en medio de tanto caos es el colectivo Poncili Creación. Compuesto por los hermanos Pablo y Efraín Del Hierro, este grupo ha desarrollado una propuesta performática que fluctúa entre la abstracción y la realidad.

Cada una de sus piezas, realizadas con foam amarillo, son interactivas y manipuladas como marionetas gigantes.

Poncili Creación nació en el 2012 cuando presentaron por tres meses consecutivos el espectáculo “Noches de fábulas”, en el espacio El Local, en Santurce. Ese show, coinciden los hermanos Del Hierro, fue la semilla que hizo germinar el grupo, que lo mismo presenta su propuesta en galerías y museos, así como en bares, escuelas, librerías y en la calle.

“Nuestro trabajo está basado en la comunicación y en la interacción con la otra gente y ese es el propósito de nuestro arte. Puedo decir que cada pieza que hacemos está hecha para ser movida y para comunicarle algo a alguien”, comparte Efraín.

“Todo lo que hacemos está hecho como para tocar botones. Más allá de sugerir algo claro, es más una cosa para apelar a los sentidos en general y ver cómo la gente piensa y cómo opera. Nos gusta romper la cuarta pared”, agrega Pablo.

Expuestos a las artes desde temprana edad -formaron parte del grupo Jóvenes del 98 de la teatrera Maritza Pérez Otero-, estos creadores autodidáctas se han dedicado a experimentar con sus manos y sus...

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