“Por fin podemos beber agua potable”

SAN LORENZO.- A poco más de tres meses del paso del huracán María, las 37 familias del sector Quemado Arriba, en este municipio, por fin pueden tomar agua segura para su salud, luego que su sistema de acueducto fuera dotado con placas solares y baterías de resguardo para garantizar su operación, independientemente de si tienen o no electricidad en sus hogares.

En Quemado Arriba, las familias no se suplen de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA). Son lo que se conoce como una comunidad Non-PRASA. En la isla existen 237 sistemas de acueductos comunitarios, que abastecen al 3% de la población o unas 91,000 personas, y todos –en mayor o menor grado– sufrieron daños con el ciclón.

Conscientes de eso –y de los riesgos a la salud que conlleva beber agua no potable–, la Agencia Federal de Protección Ambiental (EPA, en inglés) se asoció con varias organizaciones sin fines de lucro, para juntos asistir a las comunidades en la reparación de sus acueductos y proveerles fuentes de electricidad para ponerlos en servicio, ya fuera con generadores o sistemas de energía renovable.

La EPA llegó a Quemado Arriba con la organización Water Mission, establecida en 1998, con sede en Carolina del Sur, y líder de proyectos de agua potable en América Latina, África y Asia. La Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, en inglés) también colaboró en la selección de la comunidad.

“Proyecto sustentable”

“Luego de una evaluación, determinamos que aquí era factible hacer un proyecto de energía solar. El acueducto ya estaba establecido y teníamos el espacio, pero lo más importante era el apoyo de la comunidad. El reto aquí era hacer un proyecto sustentable en poco tiempo (debido a la emergencia del huracán)”, dijo a El Nuevo Día el coordinador de Respuesta ante Desastres de Water Mission, Mark Baker.

José A. Sánchez es el presidente de la Junta de Directores del Acueducto Comunitario Juan Flores y contó que, durante las pasadas semanas, como parte del proyecto con Water Mission, él y otros vecinos de Quemado Arriba han sido adiestrados en diversos aspectos, como operación de las placas solares y baterías, toma de muestras de agua y control de calidad, entre otros.

Precisó que se instalaron 48 placas solares –en el techo de una casa aledaña al pozo de agua–, dos inversores y dos baterías de resguardo de Tesla Energy.

“Por fin podemos beber agua potable en la comunidad. Por primera vez en la historia, tenemos un sistema de acueducto fiable”, expuso...

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