Potrero Los Llanos: una empresa agrícola con cría de pura sangre

Pocos le conocen como una empresa agrícola. Sin embargo, la crianza de caballos de carrera o pura sangre es sin duda uno de los componentes más importantes del deporte hípico, y contribuye al desarrollo agrícola del país.Por más de 50 años, el Potrero Los Llanos, en Coamo, se ha distinguido por ser uno de los centros de crianza de caballos de pura sangre de mayor éxito en la isla, al punto de que en el hipismo se le conoce como la "cuna de campeones"."Esto es un negocio agrícola, como cualquier otro en este sector", afirmó Eduardo Maldonado, vicepresidente y gerente general del potrero, quien emplea de forma directa a 24 personas."Nosotros cosechamos la materia prima del hipismo puertorriqueño. Hemos estado muchos años, nos gusta esto y tenemos una gran responsabilidad hacia el hipismo de Puerto Rico y hacia la economía de este país, que contribuimos directa e indirectamente con mucho dinero que pasa por el hipismo y los empleos que genera", añadió Danny Maldonado, padre de Eduardo y fundador de la empresa.Entre las labores que se desempeñan en el potrero figuran la tala y empaque de heno, la utilización de tractores y equipo para riego y el cultivo de pastos, así como la manutención y alimentación de los animales.El gerente explicó que semanalmente se necesitan unos 400 sacos de alimentos y considerables cantidades de medicamentos para el cuido de los más de 260 caballos que mantienen albergados en la cuadra. Ambos destacaron que todos los servicios y suministros que reciben provienen de empresas puertorriqueñas, principalmente."Los medicamentos, que son muchos, los compramos a Agro Servicios, empresa puertorriqueña; le compro a los tres agrocentros de Coamo y a todas las farmacias. Tenemos tres veterinarios que vienen al potrero, un herrero y nuestros empleados son del área. Subimos de 12 personas en el 2017 a 24 en el 2020", sostuvo Eduardo.Explicaron que en promedio necesitan entre $48,000 a $50,000 mensuales para mantener a flote las operaciones del criadero de caballos.El fundador de la empresa contó que como todo proceso agrícola, esa semilla genética (el caballo), se siembra, nace, se desarrolla y luego se vende, por lo que eventualmente pueden verse los frutos.La muestra está, afirmó, en la inversión sustancial que realizó en los pasados dos años tras adquirir dos sementales, cuyo valor sobrepasa los $150,000. "Eso no incluye las yeguas preñadas que hemos traído", detalló.La inversión total en esta empresa, entre caballos, tierras...

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