Preciso el Fine Arts Quartet

Por Luis Hernández Mergal

Especial El Nuevo Día

La tradición continúa. Este pasado domingo se presentó en la Sala Sinfónica Pablo Casals el Fine Arts Quartet. Aunque es uno de los más antiguos cuartetos activos de Norteamérica, fundado en 1946, dos de los cuatro integrantes actuales llevan poco tiempo tocando en el grupo. Sin embargo, a juzgar por la muestra ofrecida en este recital, los miembros se han acoplado magníficamente bien.

El programa comenzó con el Cuarteto de cuerdas núm. 7 en fa sostenido menor, op. 108, de Dmitri Shostakovich. Obra innovadora, que se mueve entre el humor y cierta desesperanza melancólica en la que el violonchelo juega un papel importante, su forma compacta refleja una tendencia hacia la sencillez, la economía de los medios, la textura diáfana y una actitud contemplativa. El Fine Arts Quartet optó sabiamente por concentrarse en el humor sutil plasmado en la partitura, para dejar que la melancolía apareciera por sí sola, sin forzarla, como un leve eco escuchado a lo lejos. El resultado fue extraordinario.

Un contraste estilístico, aunque también con una buena dosis de humor, fue la segunda pieza del programa, el Cuarteto en la menor del gran violinista Fritz Kreisler. Una interesante obra cuyo inconfundible aire vienés fue subrayado por el Fine Arts Quartet con gracia y buen gusto, presentando admirablemente las melodías románticas del primer...

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