Pregunta para escribir y filmar vivencias

Álvaro Aponte Centeno es un entrevistador natural y no puede evitar demostrarlo. Tan pronto la cámara fotográfica empieza a seguirlo para capturar su imagen él suelta pregunta tras pregunta al hombre que se encuentra al otro lado, disparando la pequeña caja negra. Se le nota un poco nervioso. Álvaro no está acostumbrado a posar o a ser el foco de atención. Es él quien observa a los demás. Es él quien dirige. Pero cada vez se le hace un poco más difícil pasar desapercibido. Mucha gente está pendiente a los proyectos cinematográficos que poco a poco ha ido creando.

En esta ocasión, la conversación surge debido al estreno de su primera película, “El silencio del viento”, que será el 20 de noviembre durante la edición 32 del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el más importante de Argentina y único de categoría A en Latinoamérica.

La película puertorriqueña, que cuenta con la colaboración de empresas fílmicas en República Dominicana y Francia, narra la historia de los inmigrantes que arriesgan la vida por llegar a Puerto Rico, ya sea para procurar un nuevo porvenir aquí o continuar su trayecto a Estados Unidos. Esta es la primera vez que un filme local compite por el Astor de Oro, galardón que se otorga como parte del festival y para el cual compiten este año otros 13 países.

Un poco incrédulo por haber finalizado la tarea que inició en el verano de 2012, Álvaro afirma que la semilla de la historia está en su cabeza desde hace años. Mucho antes de siquiera pensar que se dedicaría a hacer películas, recuerda haber escuchado varias historias de los indocumentados dominicanos que arribaban en yola a las costas de Quebradillas (pueblo de su madre) y otros municipios cercanos. Le llamaba la atención oír que muchos de ellos viajaban en carros particulares por la misma carretera #2 que él mismo transitaba a menudo, sin que nadie supiera el drama que cada uno de aquellos seres cargaba en el alma o qué sería de sus vidas en un país ajeno.

La decisión de hacer una película sobre este tema se concretó mientras su corto “Mi santa mirada” participaba por el premio Palme d’Or en el Festival de Cannes.

“Cannes, en un buen sentido, me giró. Me creó muchas posibilidades, me dio esperanza de seguir trabajando. Me pompeó en este sueño de hacer cine”, recuerda el director de 38 años.

Después de la experiencia en el festival, Álvaro comenzó a investigar formalmente sobre el tema de la inmigración y descubrió datos interesantes. Como por ejemplo, que a...

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