Presidencia llena de drama

WASHINGTON.- El presidente estadounidense, Donald Trump, cumplió ayer un año en el poder, un plazo en el que ha comenzado a desmantelar el legado de su predecesor y ha dado victorias a los conservadores, mientras mantenía su discurso populista y sorprendía al mundo con su polémico estilo de gobierno.

El aniversario coincidió con el cierre parcial de la administración después de que republicanos y demócratas no lograran el viernes un acuerdo en el Congreso para aprobar el presupuesto federal.

“Este es el Primer Aniversario de mi Presidencia y los Demócratas querían darme un bonito regalo”, espetó ayer el presidente con ironía en su cuenta de Twitter.

El 20 de enero de 2017, Trump juró su cargo con un discurso lleno de críticas a la élite política y de guiños a su base electoral, los “olvidados” trabajadores despedidos de “fábricas oxidadas” sobre los que, a su juicio, se había perpetrado una “carnicería estadounidense” a la que él prometía poner fin.

Un año después, el populismo que impregnó ese discurso sigue muy presente en la retórica de Trump, pero no tanto en sus logros, que se ajustan más a los intereses convencionales del partido republicano que a la promesa del presidente de “drenar el pantano” burocrático y supuestamente corrupto de Washington.

Trump ha demostrado ser un personaje singular, que echa por la borda normas y tradiciones, se pelea con su partido tanto como con la oposición y cambia la visión que se tiene de la nación y la presidencia en el propio país y el exterior.

Cada mañana ha traído nuevos titulares, a cual más alucinante, que hubieran definido la presidencia del cualquier otro. Pero en el ciclo noticioso hiperacelerado de la era Trump, muchos han caído en el olvido al día siguiente.

Como corresponde a una exestrella de la televisión reality, el primer año de Trump fue un drama apasionante, lleno de personajes inolvidables, cambios inesperados en el elenco e innumerables giros en la trama. Todo esto con el trasfondo de un país profundamente dividido, una amenaza nuclear inminente, susurros sobre la aptitud del presidente para ejercer sus funciones, y para colmo, bajo la sombra de la investigación de la injerencia rusa.

Las críticas no son benignas. Las encuestas tampoco: la tasa de aprobación de Trump es de 39%, la más baja de cualquier presidente. Pero los espectadores no pueden apartar la vista.

“Es un personaje político que uno se siente compelido a mirar”, dijo el historiador Jon Meacham. “El país eligió al...

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