En el principio es el Otro

JAMES GIL DE LAMADRID

PAX CHRISTI

Pero el resplandor del rostro del Otro aparece ante mí. Su alteridad irreductible, su misterio inasible me habla un lenguaje que es pura novedad. Irrumpe en mi ser, me invade, me cuestiona. En él me pierdo y me descubro. No es-para-mí, como lo son tantas cosas. Más bien lo contrario. Me suplica sin palabras: no me mates. Una súplica que hace eco en mí con fuerza de imperativo moral. Imperativo que me abre a una ley que no soy yo mismo, a la "hetero-nomía". Cuando me abro a ella aprendo a "con-vivir". A renunciar a mis inclinaciones imperiales. Me hace trascender. Y con ello me abre un camino en el que puedo ser más de lo que soy. Me abre a la posibilidad del exceso sobre el ser: el infinito.

El encuentro con el otro nunca es trivial. Una libertad distinta a la mía es siempre novedosa, insondable, actual. El otro adviene a mí de forma única. Me hallo como elegido para dicho encuentro. Antes de la formación de cualquier concepto, antes incluso de mi propia conciencia, ya la presencia del Otro polariza mi propio ser. Soy-para-el-Otro. Descubro una libertad distinta a la ciega libertad del egocéntrico. Soy y he de ser libre para el otro.

Tanto el...

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