EL PRIVILEGIO DE SER SALSERO

Por Damaris Hernández Mercado

dhernandez1@elnuevodia.com

El dominio de su instrumento vocal, su dinámico y jocoso performance y la capacidad para mantener una audiencia activa al son de la clave han hecho que el sonero se perpetúe en la memoria colectiva de los salseros de la mata.

Basta con que grité su distintivo "¡Histeria!" para avivar las masas. Y es que Luisito es un salsero de pueblo, de gente. Esa humildad y su humor en tarima, ya sea con las imitaciones de Tito Rojas o Rafael Ithier lo hacen único en el género.

Así es y ha sido a la largo de su trayectoria musical de 36 años. De ese tiempo festejará las tres décadas que narran su historia profesional su concierto del sábado en el Coliseo Roberto Clemente de San Juan.

"Este no es mi concierto, sino el del pueblo. Es tanto lo que le debo al pueblo que esto es mi agradecimiento a tantos años de cariño", dice el salsero, que acompaña su saludo al estrechar la mano con un "Dios te bendiga" y una humilde sonrisa.

Gesto que repite al bajarse de la tarima, en un bailable o en su hogar. El intérprete de 'Yaré' recibió a El Nuevo Día en su residencia y nos contó cómo han sido sus 30 años haciendo lo mejor que sabe hacer: cantar para su pueblo.

Allí, en Toa Alta, su aposento está repleto de fotos que narran un poco de su historia musical. Imágenes de Ismael Rivera, Gilberto Santa Rosa, Don Perignon y Andy Montañez, entre otras, se hacen cómplices.

¿Cuándo descubriste que querías dedicarte a la salsa?

No sé en qué momento fue. Siempre quise ser cantante. Es como algo innato que venía en los genes por mi papá, que era locutor y músico. Papi era bajista y estaba en la orquesta Kafé y ahí hice mis pininos.

En la escuela elemental hacía poesía negroide y me destacaba en la clase de arte y en todo lo que fuera expresión. Luego pasé por varias orquestas de pueblo hasta que llegue a la Salsa Fever con Julio "Gunda" Merced, que fue donde me di a conocer profesionalmente en radio y la calle.

Pasaste por muchas orquestas antes de ser solista, ¿a qué se debió?

Lo veo cómo un privilegio, porque me permitió conocer el género y trabajar con muchas orquestas. Todas fueron una escuela, tanto las agrupaciones de pueblo como las profesionales. Canté con Celia Cruz, Adalberto Santiago, Santitos Colón, Pedro Brull... Estuve con Concepto Latino, Salsa Fever, La Terrífica, la Sonora Ponceña, la orquesta de Bobby Valentín y de Don Perignon, entre otros.

¿Qué te hizo tomar la decisión de lanzarte como solista?

En...

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