Proa al sur

Patagonia

Por Mariana Lafont

El paseo más tradicional va a Isla Victoria y Bosque de Arrayanes, pero también se puede ir a Puerto Blest y Lago Frías partiendo de Puerto Pañuelo, en Bariloche. Una hora de navegación lleva a la Península de Quetrihue, donde se encuentra el famoso arrayanal con ejemplares de hasta 200 años de antigüedad. También se puede ir desde Villa La Angostura, navegando 45 minutos o bien a pie. En el bosque hay un sendero de tablas hasta la casa de té y luego se sigue hasta la Isla Victoria. De 31 kilómetros cuadrados, tiene playas de arena volcánica, acantilados y espléndidos puertos naturales en las bahías Anchorena y Totoras.

Misioneros jesuitas europeos llegaron al lago en 1670 desde Chiloé y fundaron una misión para evangelizar nativos pero ésta fue abandonada en 1718. Casi dos siglos después, el perito Francisco Moreno (científico, naturalista, conservacionista, político, botánico, explorador y geógrafo argentino propulsor de la Patagonia) remontó el río Limay y llegó a la costa este del lago.

La historia de la Isla Victoria data de 1620, cuando el conquistador español Juan Fernández la avistó mientras buscaba la Ciudad de los Césares y encontró puelches y poyas que la llamaban "Isla Nahuel Huapi", que en mapudungun -lengua de los mapuches- significa "Isla del Puma o Tigre". El nombre de la isla cambió con cada explorador hasta que una expedición en 1883 la llamó "Victorica" y los lugareños (y algunos errores de trascripción) definieron su nombre actual. Por su parte, los orígenes de Puerto Blest datan de 1900 y se vinculan con la Sociedad Comercial y Ganadera Chile-Argentina, que llevaba carga y pasajeros en el vapor El Cóndor (y hacía en siete días un viaje que demoraba sesenta por tierra). La empresa se disolvió, pero se continuó haciendo muelles y hoteles en ambos países, creando una de las primeras agencias de viajes de la zona. La excursión navega el brazo Blest (el más importante de los siete que tiene el lago) y se ve la Isla Centinela, donde descansan los restos del Perito Moreno. Luego de una hora se llega a Puerto Blest y allí hay dos opciones: se puede continuar en bus hasta Puerto Alegre y embarcarse por el Lago Frías en medio de un frondoso bosque con la blanca cumbre del Tronador asomando; o bien seguir a Puerto Cántaros -en plena selva valdiviana- y ascender hasta el lago y la cascada homónimos.

¿Qué mejor que navegar las aguas por donde pasaron tantos exploradores y aventureros? Una travesía única...

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