Prodigio de un amor musical

Por Damaris Hernández Mercado

dhernandez1@elnuevodia.com

Su idilio fue a primera vista. Tenía seis años cuando un 4 de enero y en una parranda fijó su vista en nuestro instrumento nacional.

Niño al fin, pidió a sus padres que los Tres Reyes Magos le obsequiaran un cuatro para el 6 de enero. Gaspar, Melchor y Baltasar cumplieron su deseo y a partir de ese entonces se enamoró perdidamente.

"Lo primero es que del amor del cuatro no me arrepiento. Uno a veces tiene amores de los que luego se arrepiente, pero de este jamás. Cuando tocó, paso a otro plano... sentimental, emocional y hasta astral porque me voy del mundo. La música me eleva a un nivel que me voy...no soy yo. Lo que está saliendo (música) viene de Dios, es la única explicación que le doy", revela en su intento de describir cómo el instrumento de cinco cuerdas lo ha seducido por 32 años de trayectoria profesional.

El músico menciona que contrario a los cantantes, que pueden expresar y controlar su voz, su mayor reto es transmitir sus sentimientos cada vez que araña las cuerdas del instrumento nacional.

"Mi reto es que la gente sienta mi corazón a través de mis manos por eso digo que me voy del mundo", añade el músico durante un recorrido por el Parque La Marquesa en Guaynabo, pueblo natal de Domenech, quien es considerado un prodigio en el pentagrama musical con sus 31 producciones discográficas.

Durante su infancia, su juego predilecto era "sacarle notas" al cuatro. Lo hacía de oído hasta que comenzó a estudiar teoría y solfeo en el Instituto de Cultura Puertorriqueña. Una vez graduado se destacó como parte de la Orquesta de Cuatro del maestro Francisco López Cruz.

"En ese tiempo empecé mis primeras composiciones y las grababa en una grabadora. Hacía el primer cuatro, segunda y tercera guitarra. Luego vino un amigo mío y me llevá con Vicente Caratini para que me escuchará en mi casa (tenía 12). Estuve con Caratini por seis años hasta que hice mi grupo Renacer Campesino", recuerda.

Con Renacer Campesino, creada en la década del 90, Domenech logró el anhelo de difundir nuestra música típica con producciones como Sentimientos, Cruzando Fronteras y Sueños, tierra y canción. Sin embargo, la agrupación no se limitó a ser una solo de Navidad, sino de todo el año, durante una década.

El éxito llegó también a mediados de la década del 90 con el cantante Chucho Avellanet. Domenech lo acompañó en el álbum navideño titulado Que no se pierda la esencia, uno que sigue vigente como favorito de la...

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