Promueve la inclusión al ritmo de la bomba

LOIZA.- En el sendero que colinda con el río Grande de Loíza, cada cierto tiempo los tambores repican con fuerza, la música hace vibrar el ambiente y los piquetes se transforman en señas que guían la entrada al batey de un grupo de bailadores que tienen un rasgo común: pertenecen a la comunidad sorda en la isla.Al son de ritmos como el sicá y el cuembé, un grupo de jóvenes comienza a dar sus primeros pasos en la bomba, como parte de una iniciativa que pretende integrar a las personas sordas a esta experiencia cultural mediante uno de los géneros más antiguos de la isla, explicó Giomar Cruz Látimer, líder del proyecto educativo y cultural."Bomba para Sordos nace de mis estudios. Estudié educación física regular y adaptada, donde trabajo con personas que tienen diversidad funcional. También, vengo del pueblo de Loíza, donde la música tradicional es nuestro diario vivir", comentó Cruz Látimer en entrevista con El Nuevo Día.Según el joven de 26 años, la iniciativa surgió como parte de un esfuerzo para crear espacios inclusivos, en los que personas con diversidad funcional participen de actividades musicales y aprendan sobre la cultura puertorriqueña."Tenía experiencia, dentro de la universidad, dando clases de bomba a personas con autismo, síndrome Down y otras condiciones como parte de mis cursos... La falta de oportunidades que tenían las personas con diversidad funcional me levantó una banderita y me ayudó a ver una necesidad", detalló.El proyecto tuvo su origen en una actividad musical, celebrada en La Terraza de Bonanza en Santurce, donde una joven le indicó que anhelaba que sus padres sordos aprendieran a bailar bomba."Creamos las primeras clases a las que llegaron más de 100 personas sordas con diferentes niveles de pérdida de audición. Llegaron personas con discapacidad intelectual y con otras diversidades. Ahí, creamos Bomba Inclusión, donde les damos la oportunidad a estas personas de participar de un espacio donde no sean excluidos", dijo Cruz Látimer.Como parte de las adaptaciones del curso, el instructor indicó que utiliza tabloncillos de madera para que los participantes reconozcan la velocidad del ritmo por medio de las vibraciones que generan los barriles. Añadió que también utiliza el lenguaje de señas durante las sesiones."Brindarles una experiencia diferente (a las personas con diversidad funcional) dentro de la bomba puertorriqueña, que es lo que me caracteriza como loiceño, es sumamente gratificante. Pudo ser otro género...

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