Pronóstico

Ruth Merino Méndez

Una vez más comprobé que el mundo se resiste con toda la fuerza de su enorme poder a las insinuaciones de que debe llegar a su fin simplemente porque algunos creen que es conveniente y oportuno que así suceda.

Fijan la fecha exacta. Surgen agrias discusiones entre quienes aceptan que el fin del mundo se aproxima -sin exigir evidencia contundente, me parece- y quienes se mueren de la risa. Los Elegidos preparan sus maletas para trasladarse a su versión del Paraíso y contemplan con tristeza a los Escépticos, para quienes auguran danzas macabras ejecutadas por las placas tectónicas, vientos de furia huracanada y tsunamis catastróficos.

Aquí entre usted y yo, creo que el mundo no se da por aludido porque sabe a ciencia cierta que somos la única especie de este bendito planeta que cada cierto tiempo se entretiene anunciando la inminente muerte de su propio hábitat. (Somos también la única que puede hacerlo usando Internet).

Que yo sepa ningún otro ser viviente ha dado indicios de tener tan extraña costumbre. Sugiero...

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