Propuesta superior a la versión original

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

"Let Me In", la versión estadounidense del filme sueco "Let The Right One In", aparenta ser una versión nueva totalmente innecesaria. Afortunadamente esto no es el caso.

Aunque la versión de Matt Reeves (Cloverfield), quien está a cargo del guión y de la dirección, le debe todo al primer filme (desde el concepto hasta el ritmo atmosférico que lo separa de ser simplemente un filme más de vampiros); su versión supera la anterior al contar con el elenco perfecto para darle una dimensión humana más tangible a la trama y porque el director tiene una propuesta visual menos clínica de las convenciones del género.

Puede que esta noción irrite a los puristas, pero "Let Me In" funciona como un gemelo fraterno que logra ser más ágil e impactante que su hermano más pausado e introvertido.

En ambos filmes la trama es idéntica. Un protagonista que, comenzando su adolescencia, tiene que lidiar con el divorcio de sus padres, con el desarrollo latente de sus hormonas y con ser la víctima del abuso brutal de sus compañeros de clase, cuando una chica misteriosa se muda en el apartamento al lado del suyo. No arruina nada de la trama al revelar que su vecina, que aparenta ser una niña de 12 años como cualquier otra, necesita consumir sangre para vivir.

Esta misión usualmente es cumplida por un guardián misterioso que funciona como una figura paternal conflictiva.

En este filme ese rol es interpretado por un actor del calibre de Richard Jenkins ("Eat Pray Love", "The Visitor"), lo cual dice todo lo que necesita saber del trabajo inesperado que logra el elenco de este filme. Cada uno...

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