Prosperidad y felicidad: ¿juntas o separadas?

Por Xavier Serbia

www.xavierserbia.com

Me sorprende cuando algunos grupos llenan los espacios de discusión para indicarnos que tenemos que vivir en un submarino amarillo cantando "all we need is love" para ser felices.

Las críticas llueven. Que si los que viven en los países ricos son desdichados, enfrentan desintegración familiar, viven con estrés todo el día trabajando, no tienen valores familiares, mucho robo, matanzas y la lista sigue. Todo culpa del maldito dinero y por querer tener crecimiento económico.

O sea, que los que viven en los países más prósperos son infelices y los que viven en las hermosas tierras del Togo junto a la naturaleza son las personas con más amor, unión familiar, menos matanza y robos en el mundo. Ellos no tienen nada de estrés porque viven con las comodidades que la pacífica naturaleza les ofrece.

Entonces, siguiendo esta línea de pensamiento, no sería descabellado concluir que la prosperidad económica no hace feliz a los habitantes que viven en los países ricos. Sin embargo, aquellos con menos prosperidad son más felices.

El tema de la relación entre dinero y felicidad ha estado en la mente de muchos desde centurias. Desde Aristóteles hasta Bentham, Mill y Adam Smith el tema de la felicidad y el dinero han estado en el trabajo de economistas y filósofos.

Los debates afloran. Están aquellos que se concentran en que la felicidad nacional no necesariamente incrementa con el ingreso todo el tiempo; que la felicidad está en otras áreas como el amor, la familia, la cultura; o que una vez cumpliste con tus necesidades básicas, el dinero pasa a un plano secundario o irrelevante en relación a la felicidad. Otros argumentan que la felicidad está condicionada al desarrollo económico.

¿Son los miembros de los países más prósperos menos felices? No. Contrario a la creencia de los "submarinos amarillos" la realidad es que: 1) los países más prósperos se muestran más satisfechos con su vida que aquellos que viven en países menos prósperos, y 2) la felicidad no se condiciona sólo al país sino también al individuo.

Entre 2005 y 2009, Gallup realizó una encuesta a miles de personas procedente de 155 países para ver si la gente era feliz. El resultado muestra claramente que la satisfacción personal aumenta en los países con mayor ingreso per cápita. O sea, los lugares en áreas como América del Norte, Europa del Oeste, Japón...

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