Empeño a prueba de huracanes

Por Marian Díaz

mdiaz1@elnuevodia.com

Hoy, 12 años después, cuenta con dos empresas: MasterLum y Alusec. La primera se dedica a la construcción e instalación de tormenteras para residencias y edificios; la segunda al diseño, venta e instalación de puertas y ventanas en aluminio y cristal.

Hasta 1998 Rivera Febo trabajaba como instalador de tormenteras para una empresa que se especializaba en las de tipo acordeón. Sin embargo, él veía mayor potencial de crecimiento en las "roll-up".

El paso de Georges lo animó a lanzarse por su cuenta para ofrecer un producto que entonces empezaba a tener mucha demanda. "Yo veía tanta oportunidad que se desperdiciaba. La construcción estaba en su mejor etapa y la gente buscaba proteger su propiedad", comentó.

Inició MasterLum en un local de 2,000 pies cuadrados en Río Grande, propiedad de su papá, quien también le prestó $ 8,000 para comprar materia prima.

Antes, la gente compraba las tormenteras de acordeón para protegerse contra los huracanes y tormentas, pero ahora, según Rivera Febo, adquieren las "roll-up", no solo para proteger la propiedad de las inclemencias del tiempo, sino sobre todo, del vandalismo.

Según él, el sistema de las "roll-up" es más versátil porque es eléctrico y no requiere mantenimiento. Mientras, en las tipo acordeón, aunque al inicio su inversión es más económica, requieren que trimestralmente se lubriquen con grasa marina para que se mantengan en óptimas condiciones.

Para mercadearse, como no tenía mucho dinero, diseñó un plan de publicidad económico. "Ponía cruzacalles en los postes, cerca de los proyectos residenciales y repartía hojas sueltas dentro de esos proyectos", relató.

El plan funcionó y de inmediato comenzaron a llegar los clientes con órdenes de compra. Cuando el negocio aflojaba- algo que él conocía ocurría entre los meses de diciembre a marzo-, se enfocaba en identificar las rutas y proyectos a los que quería llegar una vez arrancase la "temporada alta".

Las ventas crecían como la espuma. Llegó a tener 15 empleados y cinco guaguas de su propiedad que daban servicio en toda la Isla y otras dos que sub contrataba.

Pero esa bonanza llegó a su fin cuando arrancó la recesión económica en la Isla. "De 2005 a 2006 las ventas bajaron un 25%, y el siguiente año volvieron a bajar más".

Como ya no podía mantener la plantilla de empleados tan alta, decidió sub contratar al personal. Les dio las guaguas -que ya estaban saldas- y las herramientas de trabajo.

A Rivera Febo siempre...

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