'El Propósito de Puerto Rico'

ÁNGEL COLLADO SCHWARZ

HISTORIADOR Y COMUNICADOR

Tanto la manufactura como la agricultura incrementaban. La deuda pública se mantenía a un nivel prudente y el objetivo de la administración local era reducir la dependencia de transferencias federales. La Universidad de Puerto Rico era la "joya de la corona".

Luis Muñoz Marín ofreció su último mensaje como gobernador de Puerto Rico a la Legislatura el 11 de febrero de 1964, semanas después del asesinato vil del presidente John F. Kennedy.

En 1961 el presidente había homenajeado a Luis Muñoz Marín en una gala en su honor en la Casa Blanca junto al virtuoso violonchelista catalán, Pablo Casals, residente en Puerto Rico para entonces. Semanas más tarde, Kennedy pernoctó en La Fortaleza en una escala que hizo de su viaje a Venezuela y Colombia.

Durante la visita discutieron las relaciones entre sus respectivos países, rodeados de los jardines del palacio centenario, testigo de ataques navales de potencias europeas y de los mismos estadounidenses.

El inesperado y trágico asesinato del joven presidente el 22 de noviembre de 1963 desplomó la relación más estrecha que había existido entre un gobernador de Puerto Rico y un presidente de Estados Unidos.

Sueños de la culminación del Estado Libre Asociado empezarían a desvanecerse en una metrópoli sumergida en su conflicto más mortífero de la Guerra Fría, desarrollado en la península de Indochina.

La desaparición de esta relación especial entre los dirigentes ubicó a Puerto Rico en el valle del olvido de la metrópolis, que comenzó con la indiferencia mostrada a los reclamos de desarrollo del ELA expresados en el primer plebiscito celebrado en la historia de Puerto Rico, en 1967.

En este escenario se enmarca el mensaje en el que Muñoz Marín lanzó el proyecto no partidista que dejaba para las futuras generaciones, titulado el "Propósito de Puerto Rico". En ese proyecto trabajaron varias personas de su gobierno, particularmente el secretario de Estado, Roberto Sánchez Vilella, y el director de la Oficina del Presupuesto, Guillermo Irizarry.

El "propósito" puertorriqueño no se limitaba al progreso económico: "No ha de tener solo hambre de consumo, sino también sed de justicia, arte, ciencia, comprensión y...

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