Puerto Rico y su desencanto con el siglo 21

Las primeras dos décadas del siglo 21 están a punto de expirar y el saldo neto para Puerto Rico no ha sido positivo. Contrario a la segunda mitad del siglo 20, en la que la economía pudo experimentar una gran transformación económica, industrial y social, hemos arrancado mal en este nuevo siglo y milenio.El fin de la era de los incentivos de la difunta Sección 936 en el 1996, los tratados de libre comercio y el fin de la Guerra Fría, derrumbaron los fundamentos competitivos y el valor geopolítico de la isla. Entramos al siglo 21 con el éxodo de fábricas que ya no veían valor en continuar operaciones en Puerto Rico y se marchaban a destinos más amigables.En el 2003, la marina de guerra de Estados Unidos salía de Vieques y Ceiba, cerrando así la era en la cual Puerto Rico era parte del sistema de defensa nacional en la región. Con una Cuba sola y aislada, el miedo de la expansión comunista quedó en el olvido, mientras que Puerto Rico se quedaba igualmente sola y olvidada como el último bastión abandonado de la Guerra Fría.Mientras se desvanecían todos los fundamentos que le proveían alguna viabilidad a la isla, los dos partidos políticos principales se alternaban en el poder, gastando sin límites y emitiendo deuda, para proveer respiración artificial a una economía que entraba en estado de coma.Inicio de la depresión económicaEn el 2005, justo cuando expiraba el período de transición de la Sección 936, estrenamos un gobierno compartido que marcó uno de los períodos más obscuros y tristes que ha experimentado nuestra democracia. Lejos de llegar a acuerdos fundamentales para viabilizar las transformaciones que exigía el nuevo orden económico internacional, el PNP y el PPD iniciaron una especie de guerra civil que terminó con el cierre del gobierno en mayo de 2006.En el 2007, la economía entró en depresión, la más larga y profunda que Puerto Rico haya tenido en toda su historia, situación que se sostiene aún hasta hoy.El cierre gubernamental levantó bandera en Estados Unidos, y los mercados financieros levantaron la voz de alarma a darse cuenta de que la Isla no solo estaba endeudada más allá de su capacidad productiva, sino que eran evidentes los problemas de gobernabilidad y transparencia. El último bastión de la Guerra Fría caminaba sin reversa hacia la quiebra, y era obvio que su clase política no era capaz de articular un proyecto económico alternativo que evitara el desenlace final.Ingobernabilidad e incapacidad para pactarEmergió el...

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