Puerto Rico después de la quiebra

A mi hijo Fabián, aspirando a que tengas un mejor país del que yo recibí.La semana pasada, la revista Negocios de El Nuevo Día publicó un artículo muy interesante con varios expertos que abordaron el tema de la quiebra. Se analizó cómo luego de una quiebra, una organización, pública o privada, puede manejar ese proceso, y los escenarios posteriores.Quizás por razones culturales o sociales, la quiebra tiene una connotación negativa dentro de la sociedad puertorriqueña.Es sinónimo de fracaso financiero o personal, y de un mal manejo de las finanzas de un hogar, de una empresa, o de la gestión administrativa de un país. Pero no necesariamente tiene que ser así.Un proceso de quiebra puede ser una experiencia que permita transformar y fortalecer a una organización, si se hacen las cosas de manera correcta y con enfoques adecuados. La historia reciente, provee ejemplos de empresas y países que han salido con éxito de la quiebra.Ciudades como Detroit, Nueva York y Washington D.C. pasaron por procesos de quiebra, que implicaron la implementación de una sindicatura como la que hoy enfrenta Puerto Rico, bajo la ley Promesa, y pudieron salir airosas.La clase gobernante, en esas respectivas ciudades, pudo aprender de la dolorosa lección de la quiebra y cambiaron la gobernanza para evitar recaer en el fracaso financiero y económico.Después de todo, al quebrar una ciudad o un país, el sufrimiento social y económico que experimentan los ciudadanos, debería ser un poderoso incentivo para evitar una nueva quiebra.INCAPACIDAD POLITICA PARA SALIR DE LA QUIEBRALuego de estar casi tres años dentro de un proceso de quiebra, y una sindicatura impuesta bajo el Congreso federal, a través de la ley Promesa, creo que no se ha logrado entender cabalmente lo que eso implica para la presente y las futuras generaciones. Particularmente, nuestros funcionarios electos, han decidido no facilitar la implementación de las reformas gubernamentales y estructurales que permitiría la salida de la quiebra. La ley Promesa y la Junta de Supervisión Fiscal (JSF), fueron creados particularmente, cuando el Congreso entendió que Puerto Rico no contaba con los mecanismos para protegerse de los acreedores (bonistas), y de la insolvencia financiera que creó la mala gobernanza.La sindicatura federal que impuso el Congreso sobre la isla, a través de Promesa, también respondió al hecho muy claro de que la clase política puertorriqueña era incapaz por sí misma, de implementar las reformas...

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