Puerto Rico es como un bonsái

Limitado a los bordes de su pequeño tiesto, Puerto Rico ha pasado siglos intentando crecer. Como si se tratara de un bonsái, España y Norte América, sus jardineros principales, lo han regado y fertilizado cada cual a su particular manera. También se han ocupado de podarle las ramas y las raíces para mantenerlo con la forma y tamaño deseado.

Los jardineros puertorriqueños también han hecho su parte, alambrándole las ramas con sus variados ideales y opiniones, distribuyéndolas de forma pareja para crear la ilusión de que este cuenta con una fronda tupida. Sus esperanzadas hojas, verdes y nuevas, son cada vez más pequeñas, haciendo contraste con la anchura de su viejo y maltratado tronco.

Otra poda, otra herida, siempre sanando para poder subsistir. Hoy torcido y manipulado. Sus nudos y anillos ahora andan expuestos tras los estragos...

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