PURA ACCIí“N

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Claro está, este no es el tipo de milagro por el cual uno da gracias. El filme es otra muestra concreta de que los días en que Nicolas Cage expandía y exploraba su talento como actor ya no van a regresar.

Esta cinta es otro cheque más para su cuenta de banco y varias oportunidades para demostrar que tiene tres mil formas creativas de sobreactuar ( y eso es en las escenas donde su cabeza no se prende en fuego).

Lo otro que resulta curioso es la producción multimillonaria, que no escatima en efectos especiales, pirotecnia y su transferencia a 3D. Básicamente ha reciclado la trama del último desastre de Cage, "Drive Angry 3D". Al igual que en aquella chatarra fílmica, Cage interpreta a una presencia demoniaca que tiene que detener al mismo Satanás de poseer el cuerpo de un niño y poder traer el infierno a la Tierra.

Afortunadamente, esta secuela cuenta con el talento de los directores Mark Neveldine y Bryan Taylor. Aunque el libreto de la producción no les permite hacer uso de su sentido del humor negro, las secuencias de acción cuentan con una crudeza y una energía...

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