Puros cuentos

Ruth Merino

El caso es que en una visita reciente a París encontré únicamente a personas que estaban dispuestas a escuchar cada frase vacilante y mal construida y a responder con paciencia infinita. Ahora simplemente no acepto la historia del "francés feo", del que quiere las divisas pero no a quienes las llevan al país. Me ofrecieron ayuda oportuna en todas partes. Y esto fue especialmente importante en el sistema de tren subterráneo en donde una se puede perder con facilidad si no sigue las instrucciones precisas que ofrecen los mapas.

Y como activos participantes en esta bienvenida cordial tengo que mencionar también a los que obviamente son extranjeros también. Ellos miran al visitante con ojo atento a la indumentaria y a la fisonomía en un esfuerzo por adivinar su procedencia y luego le presentan un popurrí lingüístico para que pueda escoger a su gusto.

Otra historia que corre por ahí está relacionada con el supuesto rechazo de los franceses a que se les hable en inglés. En ese caso los turistas estaríamos doblemente castigados: los que no dominamos la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR