El que se queda y el que se va

Rafael Lama Bonilla

¿Quedarse o marcharse? Esa es la incómoda pregunta que muchos puertorriqueños se siguen haciendo tras el paso de María y el lento proceso de recuperación, cual película de horror que repite sus escenas en cámara lenta.

Pero mientras muchos profesionales y empresarios toman la dura decisión de marcharse –acción que no debe ser juzgada–, otros han optado por ver la oportunidad que representa la reconstrucción.

Hoy en portada, nuestra periodista Rut Tellado entrevista al inversionista británico Keith St. Clair, uno de los cientos de inversionistas que, antes del huracán, llegaron a la isla seducidos por los incentivos que ofrecen las leyes 20 y 22, y que tras el paso del ciclón han optado por redoblar esfuerzo y seguir construyendo proyectos en Puerto Rico.

En el caso de St. Clair, quien ha invertido millones en restaurar el antiguo ESJ Tower en Isla Verde y en paralelo construye dos nuevas propiedades en esa zona, al igual que un estudio fílmico en Miramar y otro proyecto turístico en Fajardo, el empresario ahora revela los planes para un proyecto en la montaña que promete convertir a Cayey en un imán para la industria del visitante.

Hablar de empresarios que han llegado a la isla por la Ley 22 levanta pasiones y detona posturas encontradas. Unos critican la ley por darles un tratamiento contributivo favorable a inversionistas de afuera mientras el puertorriqueño que vive aquí se queda con una carga tributaria onerosa. Otros la ven con buenos ojos, porque trae a la isla una inyección de capital que de otra forma no hubiese...

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