Lo que quedaba del Tribunal Supremo

Por Benjamín Torres Gotay

btorres@elnuevodia.com

No explicó nunca cuál era esa situación "ineludible".

Pero poco después se supo que no lo era tanto como para impedirle comenzar a prestar su prestigio como exjuez asociado del Supremo a quien pudiera pagarle, como pasó en octubre cuando se unió al pleito legal por una finca que enfrenta al abogado Ramón Cacho Pérez y su padre, Ramón Cacho Tossas, con Roberto Hatton Gotay, un terrateniente de Ponce, del lado de este último. O como cuando, un mes antes de esto, se convirtió en el monitor invisible de la Policía por sólo $ 150,000 anuales.

Todos los jueces salen del Supremo con una pensión que es el 100% de su último salario. Pero parece que eso no les basta, porque, además de Rivera Pérez, a José Andreu García también se le ha visto por ahí litigando ante jueces que no mucho tiempo atrás dependían de su soberana voluntad para estar en esta o en aquella sala.

Mientras, Baltasar Corrada del Río se ha dedicado al muchas veces resbaloso oficio del cabildeo, como lo hizo alguna vez a favor de los que quieren hacer hoteles de lujo en los terrenos del valiosísimo Corredor Ecológico del Noreste.

En estas actuaciones, por supuesto, no hay nada ilegal.

Mas, como todos sabemos, una viscosa atmósfera de suspicacia rodea a toda la institucionalidad en Puerto Rico y estas acciones no solo abonan a esto, sino que también contribuyen al marcado desprestigio que durante las pasadas décadas ha venido acumulando el Tribunal Supremo.

En el caso de estos exjueces, muchos se preguntan para qué, en medio de las tremendas dificultades económicas del Estado, les pagamos esas jugosas pensiones, si evidentemente siguen teniendo los medios y la disposición para seguir ganándose la vida como cualquier hijo de vecino. Y ya que tienen los medios y la disposición, muchos se preguntan también por qué ni uno ha dedicado un solo minuto, que se sepa, a defender a alguien que no pueda pagarle.

Pero el desprestigio del Tribunal Supremo va mucho más allá de esto. Viene, como sabemos, desde el tiempo en que los gobernadores perdieron el último vestigio de pudor y comenzaron a llenarlo de activistas políticos, como Rafael Hernández Colón, que nombró a dos exdirectores de sus campañas electorales, el ya mentado Andreu García y el actual juez presidente, Federico Hernández Denton.

El colmo ocurrió...

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