Nos quedamos sin la izquierda

FRANCISCO J. CONCEPCIÓN

PRESIDENTE DE LA COMISIÓN DE DERECHOS DE LOS INMIGRANTES DEL COLEGIO DE ABOGADOS

Obviamente partir de dicho supuesto impone un carácter teleológico, es decir, que se supone es requerido por la historia que fuera de una manera. Si no hubo tal movimiento es porque algo, o alguien, se interpuso. Ese alguien o algo representa una frustración. Se supone, de nuevo, cree el intelectual de izquierda, que fuéramos independientes y si no lo fuimos es por que algo lo impidió. Se acabó la historia.

Luego dicha frustración lo que le queda a la izquierda es solamente la nostalgia. No pudimos, no hubo oportunidad, no se dieron las circunstancias materiales, y así, en medio de lamentos, frustraciones y depresiones, la izquierda se nos va en la nostalgia. El problema es que la nostalgia no es un buen instrumento político. Creer que lamentarse del hecho de que no se consiguió algo en que se cree, desde una perspectiva mítica, que se debió haber obtenido, sólo sirve para impedir que se asuma una responsabilidad histórica con el hoy.

Nos quedamos sin la izquierda porque se nos entretiene en discursos que recuerdan las batallas que nunca se dieron, las revoluciones que no sucedieron y las redenciones nunca logradas. Nos quedamos sin la izquierda por que se nos quedó en la nostalgia y se olvidó de la realidad...

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