Quedarse en Puerto Rico es su sacrificio

La reacción inicial fue de incredulidad. Cuando ocho de los mil participantes de la más reciente edición de La Encuesta de El Nuevo Día se sentaron a la mesa y observaron por primera vez los resultados, se sorprendieron con que haya un repunte en el ánimo del país.

Sin embargo, según avanzó la conversación con este grupo compuesto por dos hombres y seis mujeres, a quienes El Nuevo Día reunió para conversar en torno a los resultados de La Encuesta, ofrecen contestaciones que apuntan a que comparten ese entusiasmo que inicialmente les causó sorpresa sobre la encuesta. Su optimismo no es del presente inmediato sino sobre el futuro.

Sus respuestas dejan ver que se trata más de una aspiración a una mejoría que a una lista de razones concretas por las que el país debe esperar un futuro mejor. Señalan al trabajo individual como el responsable de que Puerto Rico encamine su rumbo, siempre y cuando el país pueda ofrecer empleos y unos servicios mínimos, como la electricidad.

Pese a que el pesimismo impera a seis meses del huracán, La Encuesta refleja que el ánimo optimista del país muestra un aumento de 8 puntos en comparación con los resultados revelados en junio de 2017.

“Yo difiero de eso”, dijo una de las encuestadas. A petición de los entrevistados, no se atarán sus nombres a sus respuestas.

La primera de las mujeres en hablar aseguró que, como empleada de una agencia relacionada con emergencias, a diario se topa con personas que perdieron casas, negocios, pertenencias o que tienen familiares que emigraron “en busca de un mejor porvenir”. A su juicio, el ambiente “no es el más alentador, no es el más positivo”.

Para una empleada municipal participante de La Encuesta quizás el ánimo de que las cosas mejoran es más palpable en la zona metropolitana, donde ha observado a la gente “un poquito más animada” y “metida en el shopping”.

“Yo estoy frustrada. Cuando yo escuchaba la palabra FEMA, yo escuchaba ‘ya llegaron, ya esto va a correr, ya vamos a echar para adelante’. Pero estoy viendo cuántas personas van a solicitar unos servicios, y todo es un préstamo, para gente que no puede con su economía actual. Es como una doble pérdida”, objetó.

Del lado opuesto, otra mujer levantó la mano y dijo que la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, viene a “rematar”. Perdió su casa, y no cualificó para el préstamo.

“Está siendo lenta la ayuda, con tanta burocracia... En vez de ser una ayuda es un escollo, un problema más”, dijo uno de los entrevistados...

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