A quemarropa

Cezanne Cardona Morales

De pronto, el padre cree ver su bicicleta en manos de un mendigo y la persecución comienza. Pero no rinde frutos. El padre se lamenta: la bicicleta era el único medio que tenía para trabajar y la compró luego de empeñar las sábanas de su cama. Desesperados, padre e hijo acuden a una adivina que les toma el pelo. Al salir de allí, se encuentran con la bicicleta y el ladrón; llaman a un policía, pero no consiguen evidencia para encarcelarlo. Desilusionados, padre e hijo deciden regresar a casa.

En el camino, el padre ve una bicicleta sola, descansando en el umbral de una puerta. De espaldas a su hijo, el padre decide robarse la bicicleta. Intenta huir, pero alguien lo ve. Lo atrapa una multitud que quiere golpearlo y llevarlo al cuartel de la policía. El niño, de apenas ocho años, lo salva: se mete entre la multitud y clama. Apiadados por las lágrimas del niño, la...

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