A mis queridos maestros

WILMA REVERÓN

ABOGADA

Conocí el Siglo de Oro español en décimo grado leyendo a Calderón de la Barca y a Luis de Góngora. Me enamoré de "Fuenteovejuna. todos a una" y de "La vida es sueño", ilustrada por una excelente maestra. Tomé curso avanzados de geometría analítica en undécimo. Pertenecí a un club de meteorología en la Stahl, dirigido por el querido maestro de química, Nicolás Rivera. Estudié física, álgebra, conduje eventos culturales con producción de teatro, música, vestuario, todo con el talento de los estudiantes y con el cariño y estímulo de maestros y directores. Conocí a "Doña Bárbara" y a "Marianela", desarrollando así un gran amor por la literatura iberoamericana. Mi madre era maestra en la Lucchetti, escuela especializada en música, donde vi cómo progresaban talentosos artistas del patio.

Cuando entré a la UPR desde el undécimo, contaba con una educación de excelencia que no tenía nada que envidiarle a los que provenían de la escuela privada. Entre mis compañeros de estudios de la escuela superior hay médicos, abogados, doctores en física y espero que muchos maestros. Amo la escuela pública de Puerto Rico porque a ella le debo en gran medida mi capacidad de expresión, de análisis y el compromiso con esta patria.

Contrariamente a lo que se pueda pensar, no se ha perdido eso en muchas de las escuelas todavía, a pesar del daño que la politiquería y la corrupción puedan haberle hecho. En mi vida profesional he representado y...

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