Radio Rebelde

por luis rafael trelles.Especial El Nuevo Día

FOTOS ángel M. Rivera

Por la modesta oficina de la estación Radio Joe en Luquillo pululan Juan Diego y Virus, dos de los locutores que trabajan al servicio de los micrófonos. Esta es, sin duda, una operación pequeña, de guerrilla, operada por Gabriela Ortiz y su hijo Michael Bahr. Él, un joven 'surfer' de 29 años, pelo largo y un acercamiento relajado que desmiente la gran responsabilidad que tiene sobre sus hombros, toma el nombre de "Captain Joe" cuando se presenta al aire. Los que trabajan con él aseguran que es el capitán detrás de la pequeña revolución radial que ha emprendido.

"Tocamos lo que nadie se atrevía a tocar", dice Michael en la cabina de su emisora. "Toco lo local sin cobrarle un vellón al artista", añade sobre un proyecto que le ha declarado la guerra a la payola.

Bandas y artistas del patio como Ghomba Jhabari, Foglia, Yerba Bruja y hasta la orquesta de salsa alternativa El Macabeo suenan consistentemente aquí, un acontecimiento que no se da a menudo en otras estaciones comerciales.

Los comentarios sobre las noticias y las entrevistas que realizan tienen un aire fresco y sin pretensiones.

"Hablamos al estilo de nosotros, lo que queremos es entretener", dice Michael. Cándido e intensamente motivado, el capitán admite que eso es lo que su público espera: "Radio Joe lo escuchan jóvenes profesionales cansados de lo mismo".

La música que sale del 106.1 FM -reggae, electrónica, rock, hip hop y cualquier novedad local que detecte el radar de Michael- se asemeja al aleatorio de un iPod extremadamente bien surtido. Los 50 mil vatios de la señal son de alcance mediano, pero su presencia ha crecido exponencialmente a fuerza de buena onda y una apuesta por la transmisión a través del internet.

Estas innovaciones son el último capítulo en la larga saga familiar que hay detrás de WVIS. Tanto el nombre de Captain Joe como su localización en Puerto Rico son un homenaje al Joe original, el papá de Michael y esposo de Gabriela, que nunca pudo ver realidad su sueño de transmitir en vivo en la Isla.

Joseph Bahr era un enamorado de la radio, de esas voces misteriosas de los locutores y de las melodías que vencen la estática. "Ese sí que era un fanático de esto", comenta su esposa Gabriela.

Su primera meta fue montar su propia estación en el Puerto Rico donde nació, pero los vaivenes de la Federal Communications Commission (FCC), la agencia federal que regula las ondas radiales, lo obligaron a...

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