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Sin rastro de Neville

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Vincent

Por Juanma Fernández-París

Especial El Nuevo Día

Sin embargo, durante nuestra charla exclusiva con Matthew Lewis, no hay ni un rastro de Neville Longbottom, el compañero de escuela torpe y tímido que en estas últimas dos películas se transforma en un verdadero héroe.

Lewis es alto, apuesto, delgado, con por los menos dos tatuajes en cada brazo y con un gusto confirmado por todo lo punk rock. Durante su entrevista con El Nuevo Día, el joven británico reveló su experiencia de tener que enfrentar a los actores más prestigiosos de su país y porqué está agradecido de no haberse convertido en una estrella de fama internacional.

Todos los personajes en estos filmes han evolucionado, pero Neville Longbottom da un cambio radical. ¿Cuán difícil es comunicar ese cambio con solo par de escenas por película?

(Se ríe) Sí, es cierto, y Neville ha evolucionado muchísimo. Pero aun cuando no es parte de la trama central, el director (David Yates) siempre se encargó de darme varios momentos para mostrar ese crecimiento. En el filme anterior hubo un momento en el que él empieza una pelea con uno de los Deatheaters. Y en éste, es que ha estado en la escuela asegurándose de que todo esté bien. Ha sido bien interesante interpretar a un personaje por tanto tiempo y tener la oportunidad de añadirle otra dimensión en cada película. Eso me permitió siempre poder disfrutar del proceso; sobre todo porque Neville termina siendo un líder, así que eso fue bien divertido.

¿Le pediste algún consejo a Daniel (Radcliffe) de cómo enfrentarte a Ralph Fiennes como Voldermort?

(Se ríe a carcajadas) No, me pareció mejor llegar sin ningún tipo de preparación, lo cual me aterrorizó y eso fue lo que funcionó para la escena. Y el sentirme intimidado era genuino, porque es asombroso poder observar a Ralph trabajar sobre todo con un personaje como éste. Mientras filmamos esa escena nunca paré de temblar. Estaba bien nervioso. Cuando le tocó hacer su monólogo, no dejó de mirarme a los ojos. Eso me ayudó...

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