(Re)branding

Miguel Rodríguez Casellas

La Yulín chulinea magistralmente. En cuestión de minutos deshizo el titubeo agapista con la cuota universitaria, puso el tema del discrimen por orientación sexual y las perspectivas de género en primer plano (sin que cayeran rayos y centellas del cielo, todo lo que vi fue un arco iris, "as a matter of fact"), hizo que Sila se riera de sí misma ("priceless"), se burló coquetamente de las tensiones entre Sila y Aníbal, y en medio de la algarabía reescribió el programa del Partido Popular.

¿Se sostendrá su agenda? La cautela me dice que no, que su propio partido la va a sabotear. El optimismo, por otro lado, me dice que con el apoyo masivo de distintos sectores que se sienten tocados por Yulín, producto de su diestro manejo de cada audiencia particular, será imposible cortarle las patas, es decir, las alas de pitirre.

Si el PPD quiere extender su reinado (y los buscones sus contratos) deben dar un giro de la derecha a la izquierda, siguiendo a la Yulín como ratas al flautista, sólo que esta vez no morirán ahogadas. Al contrario, su única fuente de...

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